La visita a El Puertito comienza en Corralejo, en el norte de Fuerteventura. Desde su puerto parten varios barcos autorizados cada día con destino a la Isla de Lobos. El trayecto es muy corto, apenas 15 minutos, y puede hacerse tanto en ferry regular como en taxi acuático, que es una opción más rápida e íntima.
Para acceder a la isla es imprescindible contar con una reserva previa, ya que el número de visitantes está limitado a turnos de mañana y tarde. Una vez llegues al pequeño muelle de Lobos, encontrarás un sendero sencillo que, en menos de 10 minutos de caminata, te conduce directamente hasta El Puertito.
Es importante tener en cuenta que en la isla no hay carreteras ni vehículos: todo se recorre a pie. Por eso se recomienda llevar calzado cómodo, agua y lo necesario para pasar unas horas disfrutando de la naturaleza sin servicios añadidos.
No olvides que es obligatorio reservar con antelación un permiso de acceso (como LoboPass), porque se limita el número de visitantes diarios para preservar el entorno natural
El Puertito es un rincón que parece sacado de otro tiempo: un pequeño conjunto de casas blancas de pescadores junto a unas piscinas naturales de aguas turquesas que contrastan con la roca volcánica oscura. La sensación es de estar en un lugar secreto y protegido, donde el ritmo lo marcan las mareas y el sonido del mar.
Aquí no encontrarás chiringuitos ni hamacas, solo la tranquilidad de un entorno virgen. Es un lugar perfecto para sumergirse con gafas de snorkel, disfrutar de un baño relajante o simplemente sentarse al sol contemplando el paisaje.
Al recorrer los alrededores podrás descubrir la calma de la isla, observar aves marinas, e incluso iniciar rutas hacia la Montaña de La Caldera o la playa de La Concha. Pero lo más especial de El Puertito es la sensación de desconexión total, como si el tiempo se detuviera en este pequeño paraíso entre Fuerteventura y Lanzarote.